Gijón, J. M. C.
Desde los ámbitos de la literatura, la historia y las vivencias personales abordaron ayer las huelgas de 1962, en la Carpa de Encuentros de la «Semana negra», Benigno Delmiro Coto, Rubén Vega García y Armando López Salinas, en una mesa redonda que moderó Alejandro Gallo, jefe de la Policía Local de Gijón y escritor.
Ante unas cuatrocientas personas que llenaban el recinto, entre ellas el senador socialista Vicente Álvarez Areces, ex presidente del Gobierno de Asturias y ex alcalde de Gijón, los cincuenta años transcurridos desde la primavera de 1962 -cuando en el pozo Nicolasa (Ablaña, Mieres) se desencadenó la protesta minera que luego se expandió por toda Asturias y España- sirvieron a los participantes en la mesa redonda para buscar paralelismos con la situación actual de la nación y las protestas de los mineros contra el recorte de subvenciones, que abocan al cierre del sector.
«Sin lucha la derrota está cantada», afirmó el escritor comunista Armando López Salinas (Madrid, 1925), que fue subdirector de «Mundo Obrero» y corresponsal en Madrid de la emisora clandestina Radio España Independiente («Radio Pirenaica»), desde la que informó de las huelgas de 1962.
Desde el punto de vista de la historia de la literatura, Benigno Delmiro, que es catedrático de Educación Secundaria, destacó que desde hace un siglo y medio la actividad en las minas dio lugar a la que denominó «literatura minera española», que, a la postre, afirmó, «será el pozu que no cerrará nunca».
Citó el catedrático de El Entrego una lista de obras y autores que forman parte de esa literatura minera, comenzando por Dolores Medio y su novela «Celda común», relatos que «dan cuenta de la realidad social y que en cada país forman su peculiar mitología».
Según Benigno Delmiro dos son los grandes temas de la literatura minera: el accidente y la huelga, entendida esta última como el «estallido social» y con una «dimensión ética y trágica».
Por su parte, el historiador gijonés y profesor de la Universidad de Oviedo Rubén Vega subrayó que la de 1962 «fue mucho más que una huelga», ya que la protesta obrera «afectó al régimen (franquista) en sus mismos cimientos y a su principio de autoridad».
De hecho, el historiador, que es coautor de «Las huelgas de 1962 en Asturias», una de las principales obras que analizan aquellos episodios, destacó que la protesta iniciada por los mineros del Nicolasa llevaron en las esferas del poder del franquismo a debatir conceder «el derecho limitado de huelga», que finalmente no se llevó a efecto.
La otra dimensión que destacó el historiador tiene que ver con «la negociación», es decir, un ministro de Franco, José Solís Ruiz, «viene a Asturias y se sienta a negociar con los mineros, con comisiones de mineros», al margen del sindicalismo oficial, y mientras aún permanecen en huelga, en un Consejo de Ministros se aceptan las condiciones de los mineros, también resaltó Rubén Vega.
Asimismo, el conflicto «afectó a las relaciones del régimen con la Iglesia», ya que «hubo curas que se pronunciaron abiertamente a favor de los mineros» y a las «relaciones internacionales» de España, con manifestaciones de apoyo a los mineros en muchas partes del mundo, incluso en Sidney (Australia).
Finalmente, Armando López Salinas recordó la solidaridad «de los estudiantes» con los huelguistas, por lo que «pagaron un alto precio; hubo cientos de detenidos». Y también recordó que los tribunales de orden público y de represión de la masonería y el comunismo sirvieron al franquismo para ejercer «una represión brutal», valiéndose de lo que el escritor madrileño, nacido en 1925, definió como «mugre jurídica».
López Salinas, que fue uno de los impulsores del llamado «Manifiesto de los cien», firmado por intelectuales en favor de los mineros asturianos, volvió a la actualidad para afirmar que la actual «no es nuestra crisis» y que «hace falta que la gente trabajadora se dé cuenta de que lo que no se defiende en la calle no se gana en ninguna mesa de negociación». Y el viejo republicano se preguntó en voz alta: «¿Para cuándo un nuevo Pacto de San Sebastián; para cuándo la Tercera República?».
Gijón, Pablo Batalla
Exactamente cincuenta años después —las redondeces de la Historia son tan pasmosas a veces— la lucha es exactamente la misma. Cuando el que lo asegura con el vozarrón quebrado y la retórica florida de otro tiempo — "mugre jurídica", "escuadristas del fascio"—, es Armando López Salinas, uno de los héroes, de los puñeteros héroes, gracias a cuyo valor Asturias se convirtió por algún tiempo en la luz del candil que iluminaba las tenebrosas galerías del fascismo, de España y del mundo entero, la apreciación de que nada o casi nada ha cambiado adquiere consistencia de verdad irrefutable. ¿De qué pasta estaba hecha esta gente?, se preguntaba anteayer Alejandro Gallo cuando reparaba en que Hitler llegó al poder en unas elecciones, de que Mussolini lo hizo en una marcha rápida sobre Roma, de que Francia cayó en cincuenta y cuatro días y de que, en cambio, los adalides de la libertad española resistieron durante tres años el empuje de cuatro ejércitos —el español, el alemán, el italiano y el portugués— y aún conservaron fuerzas para continuar la lucha en el maquis o en las Resistencias de naciones que no eran la suya, pero de libertades que sí lo eran, porque eran las de toda la humanidad. No existe respuesta segura para este misterio que contradice todos los cánones de la ley del esfuerzo decreciente, pero Benigno Delmiro (rebautizado por el Mori como Benigno del Nido) propuso una que a partir de ahora haré la mía: que los mineros son hombres —y mujeres, muchas mujeres— avezados a una lucha vital sin cuartel con y contra los cuatro elementos: como y contra la piedra, que es el símbolo de lo irrompible y de lo imperecedero; como y contra el fuego y como y contra el agua, símbolos de lo destructivo pero también de la fuerza de la regeneración y de la vida; y como y contra el gas, símbolo de lo traicionero pero también de lo escurridizo.
"Como ayer contigo fui, hoy contigo también voy, que no sería lo que soy si no te siguiera a ti." Lo escribió Rafael Alberti y lo recordó Armando López Salinas. Este país es cuanto es de bueno por haber seguido durante cierto tiempo el compás marcado por estos abanderados de la democracia, y este país es cuanto es de malo, de cutre, de absurdo, de lamentable, de vergonzoso, de casposo, de maloliente, de imbécil, de profundamente imbécil, de condenadamente imbécil y de tozudamente imbécil por haber dejado de seguirlos. Por haberle cedido el control de las riendas a cocheros borrachos, que es algo de cuyo peligro ya advirtió Antonio Machado en 1915. Tal vez la causa fundamental, o una de las causas fundamentales, de nuestros males sea no leer a Machado, o preferir, en el stand de La Cruz de Grado, Historia de cinco goles. El mundial de ‘El Guaje’ al interesantísimo Los vigilantes silenciosos. Las construcciones de la Guerra Civil en Asturias (con todos mis respetos para ‘El Guaje’)
¿Por qué conmemoramos la Güelgona de 1962 cincuenta años después?, podría preguntarse alguien. "Digamos como entonces que la gente trabajadora no existe para sacar las castañas al fuego de la patronal, que ésta no es nuestra crisis aunque la estemos pagando, que ni el pan, ni el trabajo, ni la libertad es algo que regalan los que tienen la sartén por el mango y que hay que defenderlo todos los días como los mineros asturianos del 62", brama López Salinas, y lo brama bramando "Digamos como entonces" como primera propuesta. Cuando un entonces dictatorial es tan fácilmente intercambiable por un hoy democrático, las conmemoraciones de lo pasado dejan de serlo y se convierten en actualísimas reivindicaciones de porvenir ("Te llaman porvenir porque no vienes nunca", diría Ángel González). ¿Por qué conmemoramos la Güelgona de 1962?, se autopregunta Rubén Vega. Porque fue una huelga de obreros que afectó al régimen en sus mismos cimientos, a su principio de autoridad, a su pretensión de haber anulado la lucha de clases, se autorresponde, enfatizando especialmente el "pretensión de haber anulado la lucha de clases" como para subrayar la equivalencia con estos tiempos de falsa paz social que corren. "...porque el mundo camina con el paso implacable de gente tal vosotros, que creen en la vida y que por eso mueven el mundo sin pegar un tiro mientras sea posible o bien pegándolo", añade José Agustín Goytisolo desde el Parnaso. Porque la historia no se repite, pero rima, que decía Mark Twain, y porque los versos de Alberti, de Pedro Garfias, de Miguel Hernández, siguen rimando consonantemente con los titulares asesinos de los periódicos de hoy. Porque la porra de los sicarios de Rajoy es la porra de los sicarios del general Eymar, y las cabezas crujen y sangran exactamente igual al ser aporreadas a como lo hacían en ese inconcluso y eterno 1962, y los hombres lloran igual que entonces cuando se los asfixia, y las mujeres lloran igual que entonces cuando se las asfixia, y la sangre de los niños sigue corriendo simplemente, como sangre de niños (Neruda, siempre Neruda), cuando se la hace manar a golpe de pelota de goma.
La Güelgona es un ejemplo imprescindible, y la Semana Negra de Gijón está para colocarle altavoces en la boca a los ejemplos imprescindibles, y para vociferar con López Salinas que es el momento de un nuevo pacto de San Sebastián y de una nueva República, y que a pesar de los errores, de las derrotas, de los certificados de defunción expedidos por las factorías del todo a cien del sistema, seguimos estando vivos y seguimos teniendo para rato. Ser okupas de un solar como los astilleros de Naval Gijón conlleva una serie de exigencias.
Me gusta empezar aplausos, y ayer tuve la ocasión de empezar muchos.
Me gusta levantar el puño —lo hago cada vez menos— y sentir cómo se me eriza el vello al entonar ciertos himnos. Ayer me pasó con el Santa Bárbara bendita cantado por la Agrupación Musical Solvay.
Me gusta que me firmen libros. Guardaré como un tesoro la dedicatoria de Armando López Salinas en la obra de Rubén Vega Las huelgas de 1962 en Asturias, que pueden y deben adquirir, si no tuvieron ocasión de hacerlo ayer, en el stand de Ediciones Trea.
Aposté a que el inefable concejal de Cultura de esta ciudad no tendría los redaños suficientes para acudir a la Carpa del Encuentro a recibir a toda una Premio Cervantes y académica de la Lengua como Doña Ana María Matute. Gané. Siempre que coloco mis fichas en la casilla de la falta de profesionalidad de ese tipo gano. A lo mejor sigue coxu desde el pasado Antroxu (lo cantaba en "Matador"), pero eso no nos sirve como excusa. Doña Ana María Matute vino en silla de ruedas.
Al día siguiente de ser publicados, los periódicos sólo valen para envolver periquitos muertos, dice Nacho Escolar. Ojalá que eso no suceda con este periódico. Ojalá no se muera ningún periquito y no haya ningún periquito que envolver en esta XXV Semana Negra. Ojalá estas palabras insuficientes de este escritor insuficiente, animándoles a seguir volando, soñando, luchando, no tengan una vida tan corta como la de un periódico al uso o como la de un periquito. Y si los que vengan detrás no organizan una sociedad más justa y unos poderes más honrados, la culpa no será suya sino vuestra. Vuestra, porque en la hora de hacer habréis sido cobardes o piadosos. Esto último lo dijo Alejandro Lerroux cuando todavía molaba.
La Fundación Juan Muñiz Zapico organiza en la Semana Nega la mesa redonda 50 años de la huelga minera de 1962
Gijón, Javi Álvarez
La noche del 10 llegaron los mineros a Madrid. Les recibieron los madrileños con aplausos y les hicieron sentir que no caminaban solos, sino acompañados por una multitud que le pide al gobierno de Rajoy que cumpla lo pactado y no esconda el dinero que le corresponde al carbón. Basta de engaños. Basta de recortes. Basta de trapicheos. La ciudadanía quiere que los servicios públicos de educación y sanidad se mantengan funcionando como lo han venido haciendo en el pasado, con la misma calidad, con idéntica eficacia, sin recortar un céntimo, que sigan siendo de todos y para todos.
En la multitudinaria marcha de apoyo a los mineros de la mañana del 11, se han repetido las mismas consignas. Pero tenemos un gobierno sordo, que trafica con los amos para el beneficio de ambos y que hace de su mayoría un sayo que está dejando desnuda y hambrienta a la clase obrera. No les importa lo más mínimo. Además de sordo, el gobierno se comporta de una forma brutalmente represiva. Suele ser que cuando se pierde la razón se acude a la fuerza como solución. Su forma dictatorial del aquí se hace lo que yo digo porque es lo bueno para España tiene que caer. Debemos salir a la calle para frenar esta regresión injustificada y originada por una crisis-estafa, es nuestro deber parar esto. Rajoy es incapaz de hacer deducciones, esta intelectualmente imposibilitado para dar explicaciones que no sean de perogrullo pues no sabe sostener un razonamiento mínimo más allá del esto es así porque es así.
En este día de recortes y de mineros, la Semana Negra de Gijón nos refresca la memoria y nos enfoca el camino por el que se producen los cambios. El acto central de hoy, organizado por la Fundación Juan Muñiz Zapico es una mesa redonda dedicada a los 50 años de la huelga minera de 1962.
Se encarga de moderar la mesa el escritor Alejandro Gallo, lo hace controlando el tiempo en su reloj de pulsera, del que se ha desprendido y coloca a su lado, para mirarlo atentamente. La primera función de un moderador es romper el hielo y lo hace recordando unas imágenes de unas horas atrás, la de los mineros entrando en Madrid bajo las banderas asturianas y leonesas que tanto significan para Gallo. Después le cede la palabra a Benigno Delmiro para que nos relacione la huelga con la literatura.
Benigno Delmiro: «La cultura minera va a ser ese pozo que no se cerrará nunca»
Benigno Delmiro dice que la huelga del 62 generó y sigue produciendo una cantidad inmensa de textos. El mundo minero está siendo reflejado en todas las artes. Al igual que ya existe una literatura minera, existirá también una filmografía minera. Pero de lo que sabe sobre todo es de literatura. Avisa que si llega el cese del carbón, los mineros impregnarán la literatura más que nunca. La cultura minera va a ser ese pozo que no se cerrará nunca.
De la literatura minera dice que forma parte de la literatura social, la que presenta múltiples dimensiones en defensa de los desarraigados de toda la era industrial que fueron motor del desarrollo en este último siglo y medio. Entre otras cosas, da cuenta de la dualidad social que el proceso de industrialización ha creado, de las diferencias entre los patronos y los obreros. En la mina se lucha contra los cuatro elementos: la piedra, el fuego, el aire convertido en polvo dañino y el agua que provoca torrentes destructivos. Es como si la propia naturaleza se desendiese para que no se esquilmen sus recursos naturales, para que el carbón tenga que ser conquistado. La literatura minera también ha presentado un servicio de creación de las mitologías locales.
Sobre las temáticas que recoge este tipo de literatura Delmiro destaca principalmente dos. La primera es el accidente y la enfermedad, contar la tragedia minera mil veces repetida. El segundo motivo es la huelga, ese estallido social que explota para defender con dignidad los derechos obreros frente a los abusos del patrón o para construir, cuando no los hay, un marco de legalidad con ellos. Los dos juntos son una representación épica y trágica que mantiene ciertas relaciones con una especie de guerra. Cita luego muchos títulos y lo hace empezando con la nueva literatura minera que se está haciendo en estos tiempos del que Alejandro Gallo con Una mina llamada infierno es un buen ejemplo. Recuerda a Jesús López Pacheco y su cuento Desde los hombros de mi padre que habla de huelgas y represión, y donde nos explica que cuando el río bajaba limpio era señal de que la huelga había triunfado. Añade El valle negro de Alfonso Camí, La furia y el silencio de Jorge Reverte, Les ruines de Xandru Fernández, El hermano pequeño de Vázquez Montalbán, La sombra del tren de Marcelino Iglesias… y así podría seguir toda la tarde.
Rubén Vega: «La huelga del 62 se resolvió a través de la negociación»
Rubén Vega es historiador, así que nos cuenta la huelga del 62 desde otro prisma. Lo primero que hace es preguntarse por qué la seguimos recordando cincuenta años después. La respuesta es sencilla, porque algo salió bien entonces. Dice que fue mucho más que una huelga. Empezaron solo los mineros de Asturias y se terminó convirtiendo en una huelga obrera al unirse otras regiones y otros sectores. Hay que recordar que entonces no había derecho a huelga y que por tanto no era legal. Explica Vega que su desarrollo afectó al régimen en sus propios cimientos, especialmente cuestionando la autoridad del franquismo que tuvo que llegar incluso a discutir la viabilidad de un derecho limitado de huelga.
Aquella huelga cambió muchas cosas, por ejemplo las estadísticas sobre huelgas en España se empezaron en 1963 porque el régimen asumió que iba a tener que convivir con ellas y necesita estudiarlas. Otro novedad es que se resolvió a través de la negociación: un ministro se baja del consejo de ministros y viene a hablar directamente con las comisiones de los mineros, saltándose todas sus estructuras del sindicato vertical y mostrando así que habían dejado de ser válidas por incapaces. Los mineros consiguen que el ministro acepte sus reivindicaciones, se vuelva a Madrid y se publiquen oficialmente antes de dar por terminada la huelga.
Vega explica qué otros elementos ayudaron a presionar al franquismo. En primer lugar fue importante el apoyo y el pronunciamiento a favor de las reivindicaciones mineras de los curas de base de las cuencas mineras y de alguna parroquia más, algo que preocupa a la Iglesia que no ve con buenos ojos que sus sacerdotes se pongan codo con codo con los comunistas. También afecta a las relaciones internacionales en el momento en que Franco había solicitado ser admitido en la Comunidad Económica Europea. La huelga se convierte en portada de la prensa internacional poniendo de manifiesto que en España no hay libertad de expresión ni derechos de ningún tipo, empezando por el de huelga. Se producen manifestaciones en todo el mundo. Son los exiliados, los inmigrantes y los brigadistas internacionales los que reactivan la solidaridad con España. Lo mismo ocurre con estudiantes e intelectuales que muestran su apoyo porque ambos sectores veían a la clase obrera como el motor de la historia, algo que compartía la policía represiva. Alberti, en uno de sus poemas, nos muestra como referente a seguir a un minero barrenero. Ahora sabemos que la clase obrera no va a cambiar el mundo, pero aún le queda capacidad de respuesta y de lucha para enfrentarlo.
Al final de su intervención dice que además de historiador es profesor de universidad y que se congratula de estar aquí, en los terrenos del astillero de la Naval donde tantas luchas obreras ocurrieron, y de que haya Semana Negra. Recuerda que el año pasado su rector se gastó el equivalente a tres sueldos de profesores en construir una valla que cercaba la Semana Negra. Cuenta el público que hay en el acto. Le salen cuatrocientas personas y se pregunta a ver cuándo el rector ha conseguido tanta gente en un acto cultural. La cultura no deja de serlo porque se vendan perritos calientes en el mismo sitio. De su trabajo como historiador dice que no ha tenido otra finalidad que rendir tributo a la Memoria Histórica. Tal vez su profesión no tenga salida, pero está claro que le interesa a mucha gente.
Armando López Salinas: «Lo que no se defiende en la calle no se gana en una mesa de negociación»
Armando López Salinas tiene un discurso firme que recuerda a otros tiempos, los de aquellos mítines que daban las personas que querían cambiar el mundo. No le falta coraje para hacerlo y sabe lanzar un mensaje con claves que conecta, apasiona y enciende a quien le escucha. Dice dialéctica y luego que lo firme no es firme. Se refiere al gobierno de Rajoy. ¿De quién depende que siga la represión?, se pregunta. De nosotros. ¿De quién depende para que se acabe? De nosotros también. Lanza un saludo a los mineros con orgullo. Lo hace desde el corazón. Recuerda aquellos tiempos de la huelga del 62, cuando mineros y estudiantes eran la vanguardia de quienes protestaban contra el régimen. López Salinas trabajaba entonces para Radio España Independiente y no olvida las crónicas de informantes anónimos que emitían una y otra vez aquellos días. La emoción la tiene grabada a fuego y se le nota en el brillo de su mirada. Recita los versos de Chicho Sánchez Ferlosio que dicen «Hay una lumbre en Asturias que calienta España entera, y es que allí se ha levantado, toda la cuenca minera». Se acuerda de que participó en las manifestaciones de Madrid y Barcelona con otros militantes del Partido. Explica que entonces se puso en marcha por parte de los intelectuales un mecanismo solidario que se mostró eficaz y que siguió funcionando hasta el final de la dictadura. El conflicto, aun siendo ilegal, se alargó. La huelga se siguió produciendo firme y constante. El régimen utilizaba los medios habituales contra ellos y todo sucedía en medio de una represión total. El Tribunal para la masonería y el comunismo, una fábrica de condenas a muerte, se conviertió en el guardián del poder. López Salinas les llama mugre jurídica. Fueron muchos los que pagaron un alto precio en las comisarías. Allí había torturadores. Aquello fue la infamia de la represión. Y sin embargo Franco tuvo que ceder. Aparecieron nuevas estructuras sindicales al margen del sindicato vertical. La derecha más democrática se fue a Munich a organizar una oposición. Fueron los signos del comienzo de una transformación.
Después del repaso vuelve a la realidad, a esa España con cinco millones de parados, la de los desahucios masivos, la de los recortes, la que cierra escuelas y hospitales, la del capitalismo de formas fascistas y dictatoriales, la de la corrupción, la de Bankia, la de la figura patética del rey Juan Carlos I presente allí donde se decretan bajadas salariales para los trabajadores. La gente trabajadora existe para sacar las castañas del fuego de la patronal. López Salinas nos avisa: «lo que no se defiende en la calle no se gana en una mesa de negociación». ¿Para cuando la tercera república?, se pregunta.
Hemos estado cantando el Santa Bárbara bendita con los indignado del 15-M hace unos minutos, dice. Ha participado en asambleas ciudadanas con los jóvenes organizadas por este movimiento y caminado con ellos. Sabe que esto no es una crisis, esto es el sistema. Ha transcurrido mucho tiempo desde que Marx y Engels publicaron su Manifiesto, pero aún sigue siendo esencial, pues es fuente de esperanza y guía. A pesar de las derrotas y los certificados de defunción, seguimos aquí. Para finalizar, López Salinas exhorta a los presentes para que se unan con sus hermanos proletarios porque si no se lucha la derrota está cantada.
Su intervención ha emocionado a la mayoría que le ha interrumpido varias veces para ovacionar sus palabras, para mostrar que reconocen que lo que está diciendo es verdad.
Después es el turno de la Agrupación Musical Solvay que interpreta primero Mineros y cierra con Santa Bárbara bendita. El público en pie, puño en alto, canta con ellos. Los ojos se me van entre esa gente y veo lágrimas cayendo de más de uno y una. El aplauso sentido, agradecido, cerrado y largo es cruzado, del público hacia la Agrupación y viceversa.
Reyes Linera, Oviedo
Mañana llegan a la capital madrileña los más de 150 mineros asturianos y leoneses que han recorrido alrededor de 400 kilómetros a pie para protestar contra la decisión del Gobierno de recortar en un 63% las ayudas que habían sido asignadas al sector hasta 2016. Su marcha negra terminará frente al Ministerio de Industria, donde esperan que les reciba el titular de la cartera, José Manuel Soria, para negociar una solución que no implique lo que ellos consideran la muerte de las cuencas mineras.
No es la primera vez que este colectivo decide salir a la calle para luchar por la supervivencia de una industria que lleva décadas en crisis. Se cumple ahora medio siglo de aquella huelga de 1962, en la que los mineros asturianos plantaron cara al régimen franquista durante casi cinco meses para protestar contra unas condiciones laborales y salariales miserables. Lo que empezó el 7 de abril de 1962 como una protesta de 25 picadores del grupo Nicolasa terminó uniendo a 20.000 trabajadores mineros de toda Asturias.
Fueron reprimidos por las fuerzas del Régimen, pero en ciertos aspectos, la huelgona tuvo éxito. "Se logró que el Gobierno mandara al ministro José Solís Ruiz a negociar con los mineros. Se consiguió que subieran 75 pesetas la tonelada de carbón extraída por cada minero, que los que estábamos en la cárcel saliéramos y que no hubiera más despidos", explica el asturiano Vicente Gutiérrez Solís, un minero de 79 años ya jubilado que lo vivió en propia carne.
El 4 de mayo de 1962, el Gobierno declaró el estado de excepción en Asturias y en el País Vasco y suspendió los derechos fundamentales de los mineros. "No podíamos reunirnos más de dos porque venían los municipales a darnos palos. Hubo detenciones, despidos, torturas en la cárcel, vejaciones... A mí me daban con una verga de ternero y a otros compañeros les hacían arrodillarse encima de garbanzos toda la noche o les metían agujas en las uñas", ilustra Gutiérrez Solís. Este langreano pasó varias temporadas en prisión debido a su afiliación al Partido Comunista y a su participación en las huelgas. "Podían entrar en tu casa a las tres de la mañana y te detenían o te deportaban. Y encima nos juzgaba un tribunal militar", explica Gutiérrez. Esa primavera, él y 125 mineros más fueron deportados a las provincias más deprimidas de España y no pudieron regresar a Asturias hasta el 30 de noviembre de 1963.
Otro ex-minero de 72 años, que prefiere no ser identificado, entró a trabajar en la mina de La Riera, en el Viso, a los 20 años y se unió a la protesta cuando estalló dos años después. Los mineros reclamaban unos sindicatos libres que defendieran los derechos de los obreros, ya que en aquella época las únicas organizaciones sindicales legales que existían eran los ‘sindicatos verticales’, controlados por el Régimen. Sin embargo, él se muestra decepcionado con el resultado: "CCOO y UGT cogieron el poder y ya no lo soltaron. Adoptaron una actitud de ordeno-y-mando".
Este minero cuenta que en 1979 se convocó otra huelga de trabajadores en contra de esas dos fuerzas sindicales y que los que participaron en ella tuvieron represalias: "A los que entendíamos lo que habían hecho nos pusieron una raya y ya no promocionamos nunca más". Él trabajó en las minas durante 30 años y permaneció 20 en la misma categoría. "Primero era rojo, luego facha", ironiza. "Tuvieron unos años de oro en los que cobraron fondos mineros, pero no supieron aprovecharlos. O sí, para sus bolsillos", comenta en alusión a las ayudas que el sector recibió en los años 90 y que gestionaron los sindicatos. "El tiempo me ha dado la razón, porque no ha habido ninguna reconversión en Asturias", concluye con un deje de tristeza.
Ahora, la mala gestión de los fondos europeos por parte de Gobierno y sindicatos es una queja recurrente en la región asturiana. La hija de Evaristo, un minero prejubilado resume así la situación: "No han sabido invertir el dinero recibido de los fondos europeos. Se han gastado muchísima pasta en instalaciones que no se usan o que incluso aún no han sido inauguradas. Estoy de acuerdo en que parte de los fondos se utilicen para indemnizar a todas las familias que se queden en la calle, pero deberían haberse preocupado por crear empleo en las zonas donde se van a cerrar las minas. Creo que la solución pasaría por diversificar la industria, apostar por nuevas tecnologías, en investigación e innovación".
Juanjo Basterra, Bilbo
¿Cómo se vuelve a empezar después de 50 años y ver que se cuestiona de nuevo el futuro de la minería?
ANITA SIRGO: Tenemos que volver a empezar a organizarnos. Para ello son necesarios tres ejes: organización, unidad y creer por lo que estás luchando. Estamos empezando, pero cada granito de arena es muy importante. Porque, si no lo hacemos, todo lo que hemos conseguido hasta este momento lo vamos a perder.
¿Qué plantean en sus conferencias en Euskal Herria?
VICENTE GUTIÉRREZ: Tenemos que reconocer que es una satisfacción explicar nuestra experiencia gracias al ofrecimiento de Ahaztuak. Nos trae aquí la idea de plantear un tema que nos parece importante: recordar y mantener la memoria histórica. Desgraciadamente hay gente interesada en enterrarla y que no se hable del pasado. Es necesario conocer el pasado para construir el presente y, sobre todo, el futuro. Desgraciadamente venimos con cierta preocupación por los hechos que 50 años después se vuelven a reproducir. La situación no es la misma, pero los problemas son los mismos. Los valores por los que luchamos y sacrificamos se ven ahora disminuidos.
¿A qué se refiere?
V.G.: Recordamos que estábamos luchando contra la dictadura, por las libertades democráticas, por unos partidos y sindicatos, por una sociedad libre. Hoy es la lucha contra la dictadura de los mercados, de los de siempre, los banqueros, el Banco Central Europeo, en definitiva, los poderosos, y contra alguien que nos está acogotando como es la alemana Angela Merkel. Venimos a ver si de alguna manera podemos contribuir a que la gente tome un poco de conciencia y a recordar que no estábamos muy fuera de onda, que es conveniente traer al presente la memoria histórica de aquel movimiento obrero de Asturias y, sobre todo, de su vanguardia, como fueron los mineros. Porque hay interés en romper aquel espíritu de lo que representaron las huelgas mineras de 1962.
¿Sigue siendo necesaria la solidaridad entre el movimiento obrero, los intelectuales, la sociedad en general...?
V.G.: Sería conveniente explicar a la gente que tome conciencia, porque, hoy como ayer, necesitamos la solidaridad de los movimientos sociales, sindicales y políticos. En 1962 tuvimos la ayuda, el respaldo y la comprensión de los trabajadores de la siderurgia vasca, que en aquel momento fueron los primeros que se solidarizaron y nos arroparon. Hoy venimos a explicar que, igual que en aquella huelga, también necesitamos apoyo.
No es casualidad que el 4 de mayo de 1962 el régimen franquista declarara el Estado de excepción porque la huelga cobró relevancia. Nos prohibió reunirnos a más de tres personas en la calle. Te podían detener y se permitían las torturas en las comisarías y cuarteles. El Estado de excepción se declaró en Asturias y en el País Vasco.
Hoy, igual que ayer, la explotación laboral se mantiene ¿dónde están las diferencias?
A. S.: Cambió el régimen. Dimos un paso con la libertades democráticas. Todos los beneficios que hemos logrado fueron a través de la lucha, del esfuerzo y del permanente estar exigiendo. Esos beneficios sociales y laborales, hoy nos los están recortando. El tema del bienestar social, la privatización los servicios públicos. Tratan de favorecer al capital y recortar servicios a los trabajadores y a la ciudadanía. Así pasó antes y por ese camino vamos ahora.
¿Qué papel jugaron las mujeres en aquella resistencia minera? ¿Qué similitud tienen con la actual lucha?
A.S.: Las mujeres jugamos un papel muy importante en 1962 y mucho antes, porque estábamos organizadas en la clandestinidad. Estábamos en la Dictadura con todo vetado y éramos medios de comunicación, de reparto de octavillas, de materiales y de alteración del régimen fascista. Cuando en 1962 se inicia la huelga, al de un mes, las mujeres vimos que se iba a reventar la huelga y decidimos actuar contra los esquiroles. No podíamos consentir que nuestros maridos fuesen para casa sin conseguir nada. Nos reunimos y decidimos ir a por los esquiroles. Fuimos puerta por puerta de las mujeres para que nos acompañaran. Así lo logramos. Hicimos mucha fuerza.
La solidaridad fue imprescindible ¿También lo es hoy?
A.S.: Había mucha solidaridad. Se estaba pasando mucho hambre, los comercios nos fiaban. Nuestros maridos trabajaban por poco dinero. Nos unimos. Por eso, sumamos a los esquiroles, conseguimos que las mujeres salieran con nosotras. Íbamos pacíficamente y, cuando llegaron los esquiroles, les echamos maíz. Era una manera de llamarles gallinas. La verdad es que estábamos dispuestas a todo. Nos conocíamos todos en el pueblo. Al ver el maíz dieron la vuelta y según daban la vuelta, también lo hacían los demás esquiroles que se encontraban por el camino. Fue un éxito rotundo. Hicimos que la gente se movilizara a favor de los mineros. El papel de las mujeres fue muy importante. Mujeres que luchamos por la libertades, por las mejoras en las condiciones de trabajo. Mi esposo trabajó en el Pozo de Fondón.
Usted, ¿dónde trabajó?
V. G.: Trabajé en Carbonos de La Nueva. El marido de Anita y yo caímos juntos en una redada en 1960. No estábamos trabajando. Su marido estaba en la cárcel, y yo había salido poco antes. Participamos para que la huelga se extendiese, porque se había declarado en la Cuenca del Caudal de Mieres y queríamos que pasara a la Cuenca de Nalón, donde vivíamos, en Sama de Langreo. Lo conseguimos.
¿Qué consiguieron en 1962?
A.S.: Lo primero, peleamos por la libertad que no teníamos. Tenga en cuenta que los mineros trabajaban en condiciones pésimas. Donde estaba mi marido no tenía ni cristales en las ventanas, ni agua caliente, ni calefacción. Se ponían la ropa seca el lunes, pero de martes a sábado la ropa estaba negra y húmeda. La gente estaba silicosa perdida. Tras la huelga, hubo muchas mejoras: desde jabón, cristales, ropa limpia... Trabajaban 8 horas, de lunes a sábado, y lograron 75 pesetas por tonelada. Estos días que la lucha se reproduce allí donde hay minas, veo a las mujeres en la pelea. Igual que en 1962, todo esto que vemos de la lucha minera, las manifestaciones, los cortes, las mujeres al frente, es lo que hacíamos antes. Todo lo que habíamos ganado, lo estamos perdiendo. Tenemos que organizarnos para seguir luchando para conseguir que no nos quiten lo que habíamos conseguido con tanto sudor, lágrimas y sangre. La democracia no nos la regaló nadie.
Dice que tenemos democracia, pero insiste en que van a quitarnos los derechos laborales y sociales logrados.
A. S.: Sí, así es.
V. G.: Hay una similitud. Hoy [por antes de ayer] dos autocares se trasladaron llenos de mujeres desde Asturias al Senado español. Están en la lucha, como lo hacían antes. La verdad es que liaron una buena dentro y fuera del Senado.
¿Han pasado 50 años y estamos igual?
V.G.: Igual. Volvemos a retroceder a aquellos tiempos. Por eso pienso lo que nos estamos jugando el ser o no ser de la minería, de las cuencas, el porvenir de la juventud que no encuentra trabajo. Se hizo una reconversión, pero no respondió a las necesidades para crear otro modelo empresarial diversificado.
¿Han provocado una excesiva dependencia de las ayudas?
V.G.: Sí, claro. Pero fíjese lo que se hizo en 1962. Hubo otro cierre de pozos en los 80, con Felipe González. Nos decía que la minería no llegaría al año 2000. En 1991, trataron de hacerlo, pero no fueron capaces. Vamos a estar permanentemente luchando y peleando para que se mantenga ese medio de vida como es el carbón. Tratan de que las minas se inunden, para después decirnos que se necesita una inversión tremenda para ponerlas en marcha. Si los árabes cierran grifo del gas y el petróleo, ¿de dónde vendrá toda energía necesaria?
¿Qué piden los mineros ahora?
V. G.: Que se cumplan los acuerdos firmados con el Gobierno español. Necesitamos una subvención de 260 millones, como estaba pactado. Pero en ese afán de recortes han reducido en un 64% del convenio que tenían establecido. Piden que se cumpla lo firmado. Porque están en juego 7.000 y 8.000 mineros, puestos directos.
Isidro Sánches Sánchez
A comienzos de los sesenta del siglo pasado la situación en España seguía caracterizándose por la falta de libertades y la guerra civil todavía pesaba como una losa. La Dictadura se había consolidado y el dictador era aclamado por doquier gracias a los actos prefabricados. La represión y el miedo eran moneda corriente y las cárceles seguían reteniendo a muchas personas contrarias a la situación. Fuera del país, donde los tentáculos del Régimen no podían evitarlo, seguían realizándose campañas contra el Franquismo.
Durante los días 25 y 26 de marzo de 1961 se reunieron en París, por ejemplo, representantes de 17 países de Europa occidental y un gran número de observadores. La organización del evento recibió asimismo adhesiones de importantes personalidades de países muy diversos, así como de una seria de organizaciones de todo el mundo. Se trataba del punto culminante de un amplio movimiento a favor de la amnistía para los prisioneros y refugiados españoles.
El orden del día de la Conferencia parisina era sencillo: situación de los presos y exilados políticos y medidas a tomar para lograr una corriente de opinión unánime a favor de la amnistía en España. El libro publicado, que recogía la relación de asistentes y los resultados de la Reunión, empezaba con la siguiente frase: "España es el único país del mundo que no ha conocido después de veinte años una verdadera amnistía" (Amnistie. conférence d'europe occidentale pour l'amnistie aux emprisonnés et exilés politiques espagnols, París, 1961). Se recogían siete recomendaciones, entre las que destacaba que una delegación de personalidades y juristas eminentes interviniera ante el Gobierno español. Se insertaban también los textos de comunicaciones enviadas a la Asamblea General de Naciones Unidas, al papa Juan XXIII, a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas y al Consejo de Europa.
Mentiras y medias verdades
La Dictadura de Franco, gracias al terror impuesto, además del apoyo proporcionado por el Vaticano y los EEUU, ya estaba consolidada, pero seguían las políticas represivas. No obstante, la entrada de España en organismos internacionales hacía que los mentores del Régimen tuvieran un poco más en cuenta a la opinión pública internacional. La batalla en el exterior en general la tenían perdida y procuraban responder en el interior, mediante el total control de los medios de comunicación, a las acciones desarrolladas por sectores contrarios al Franquismo.
Y lo hacían de la forma que sabían, es decir, manejando las mentiras y las medias verdades, además de presentar a la Conferencia de París como una acción de la masonería y el comunismo, recurrente fórmula de la zafia propaganda franquista. Los firmantes de los manifiestos de París eran, para la uniforme y censurada prensa española, comunistas, masones, católicos de izquierdas, "enemigos de España hasta la obsesión", o "tontos útiles", engañados por los comunistas. La Reunión de París era, según ABC, "La conspiración de la mentira" o "La conferencia del cinismo" y, según La Vanguardia Española, "Un burdo episodio en la campaña antiespañola del comunismo internacional" o " La mendaz campaña antiespañola del comunismo internacional".
M. Daranas, articulista de ABC (28-3-1961), describía así a los asistentes: "comunistas, filocomunistas y judíos de raza y confesión". Y Julián Cortés Cavanillas, por su parte, acusaba al Partido Comunista italiano de ser el organizador de la Conferencia y organizar el modo para servirse de los "útiles idiotas -escritores, artistas, políticos y cualquier esclesiástico- ¡siempre dispuestos a dejarse pescar en las redes 'humanitarias' del comunismo y de sus lacayos marxistas" (ABC, 16-4-1961). Y es que las descritas son las bases, como se sabe, de la machacona propaganda franquista que, desde luego, servía para el amordazamiento, en alguna medida, en el interior pero era completamente ineficaz en el exterior.
El 'contubernio' de Munich
Pero la propaganda del Régimen llegaría a la paranoia unos meses después. Y es que entre el 5 y el 8 de junio se reunió en la ciudad alemana de Munich el IV Congreso del Movimiento Europeo, convocado tras el primer intento fallido de entrar en la Comunidad Económica Europea por parte de Franco. La Dictadura conoció un fiasco importante y la reunión de Munich tuvo la virtud de provocar una feroz campaña pues en este caso la amenaza comunista no se podía aducir. Con la excepción de representantes del Partido Comunista de España, se dieron cita 118 políticos españoles de todas las tendencias opositoras al régimen franquista, tanto del interior como del exilio: democristianos, liberales, monárquicos, nacionalistas vascos y catalanes, socialistas, socialdemócratas. Todos ellos reunidos bajo la alta autoridad moral de Salvador de Madariaga que, al terminar la reunión, afirmó: "Hoy ha terminado la Guerra Civil". El régimen propagó machaconamente, por inspiración del diario falangista Arriba, la expresión "contubernio de Munich", en referencia a la reunión en la ciudad alemana.
Los delegados españoles, además de rechazar la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea mientras se mantuviera el dictador en el poder, tomaron por unanimidad acuerdos como los siguientes: instauración de instituciones auténticamente representativas y democráticas que garanticen que el Gobierno se basa en el consentimiento de los gobernados; efectiva garantía de todos los derechos de la persona humana, en especial los de libertad personal y de expresión, con supresión de la censura gubernativa; reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales; ejercicio de las libertades sindicales; posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos políticos...
Posguerra: Las "santas misiones para los trabajadores y sus familias
Los movimientos contra la Dictadura se coordinaban y adoptaban toda una serie de acuerdos. Mientras tanto, la situación política y social en España se complicaba por momentos. La rabia de los trabajadores podía más que la represión y el miedo y se lanzaban a la huelga en las principales zonas industriales españolas de la época, entre ellas Puertollano. El movimiento huelguístico de 1962 marcó un antes y un después en las luchas laborales y políticas durante la Dictadura. No fueron las primeras, tampoco las últimas, pero marcaron el camino a seguir. Aquella primavera el conflicto laboral en los pozos asturianos sería la chispa de un movimiento amplio en España y fuera, que se manifestaría con la movilización de cientos de miles de trabajadores.
La situación en el Puertollano de posguerra estuvo caracterizada por el desarrollo económico y el aumento de población, pero es preciso indagar en las características sociales de la población para entender la explosicón de 1962. Julián López Y Luis Pizarro afirman que en los años cuarenta en una de cada veinte familias había habido un fusilado y en una de cada diez un encarcelado. Asimismo, los vencedores, aparte de la feroz represión, patrocinaron un proceso de "recristianización" que llevó al desarrollo de toda una serie de "santas misiones" en la primera posguerra dirigidas a los trabajadores y a sus familias. Por ejemplo, la de 1959 estuvo organizada por la Delegación Nacional de Sindicatos y se pueden ver varias informaciones en el diario Lanza sobre ella en el mes de noviembre.
Pero lo que no se puede ver en el diario es un informe (Archivo General de la Administración, Sindicatos, caja 148), elaborado por personas de la delegación, referido a la Misión celebrada entre el 2 y el 12 de noviembre de 1950 y realizada por diez padres misioneros (laureano de las Muñecas, Tarsicio de Santa Olaja (sic), Justino de Fuensalida, Leandro de Bilbao. Isidro de Sahagún, José Luis de Tudela, Gregorio de Abarzuza, Gumersindo de Pamplona, Felipe de Barañai y Cornelio de Lezaun).
El informe daba comienzo con la alabanza a los buenos resultados de la misisón y se pasaba después a proporcionar algunos datos. Puertollano contaba oficialmente con 35.000 habitantes, aunque realmente había unos 40.000. De ellos, sólo la mitad eran naturales de la ciudad y el resto procedía principalmente de provincias andaluzas.
800 condenados judiciales
Su estado religioso era "deplorable" pues había un buen número de adultos sin bautizar, muchos más sin haber hecho la primera comunión y otras, sin cuantificar, pero en "número no pequeño", sin legitimar su unión conyugal, es decir, no casadas por la iglesia. Así, en los últimos años se habían "legalizado", según fuentes parroquiales, 900 matrimonios. Además, había barriadas obreras en las que se encontraban muchas familias que no cumplían sus "deberes religiosos". En el informe se analizan las causas del bajo nivel "moral y religioso": la primera era "la misma miseria material en que muchos viven" y seguían el analfabetismo (un 35 por ciento entre los adultos y más de 1.000 niños que no asistían a ningún centro de enseñanza), la escasez de clero o el "nefasto influjo" del protestantismo (unas doscientas familias).
Se calificaba el ambiente como no hostil pero sí "bastante indiferente y prevenido", sobre todo entre los obreros, de los cuales "unos 800" cumplían condenas judiciales. La misión se vio favorecida, evidentemente, por el cura párroco, autoridades locales y jefes de empresas, fábricas o talleres, que incluso pusieron a disposición de los misioneros sus automóviles. La actividad se desarrollo en ocho centros fijos: iglesias parroquiales, capilla de la Soledad, ermita de la Virgen de Gracia, Iglesia de Calvo Sotelo (sic), capilla de Asdrúbal, Teatro Principal, Cinema Imperial y Frente de Juventudes. Y en doce centros no fijos, situados en los mismos locales de trabajo, talleres, minas, fábrica, etcétera, en los que se "hablaba a los obreros".
Para calentar el ambiente, todo comenzó con una misión infantil de tres días, con niños que procesionaban por diferentes calles y "que servían de pretexto para que pudiesen hablar los PP. Misioneros. Al final, todos los niños comulgaron y se concentraron en el Paseo de San Gregorio. Aparte de los actos ordinarios de la misión hubo todos los días rosarios de la Aurora, procesiones penitenciales, solemnes actos públicos y conferencias para los jóvenes, hombres y casadas.
Los resultados
También se informaba de los resultados. En la Calvo Sotelo, por ejemplo, cumplieron con la Iglesia más de mil trabajadores (había 1.200). Asistieron a conferencias unos 6.000 obreros y el setenta y cinco por ciento de la población de Puertollano participó en actos misionales. Y se terminaba con esta frase: "Se nota principalmente la ausencia de la gente humilde, debido en parte a no atreverse a presentarse en público miserablemente vestidos. De aquí la necesidad de establecer centros fijos o ambulantes en estos barrios".
Por supuesto, los reclamos en Lanza hablaban de la "grandeza y generosidad de corazón del obrero de Puertollano" al participar en las actividades subvencionadas por la Delegación Nacional de Sindicatos (18-11-1950) y afirmaba, en expresión que hoy causa risa, lo siguiente: ¡Qué fines tan humanos y tan justos tiene la inversión de la cuota sindical! Era la propaganda característica del diario provincial del Movimiento. Si el lector quiere conocer algo más de aquellos años de miseria y terror puede ver el espléndido libro de Julián López García y Luis F. Pizarro Ruiz titulado "Cien años para la libertad. Historia y memoria del socialismo en Puertollano" (Puertollano, 2011).
Desarrollo de la minería y primeros sindicatos durante el franquismo
El desarrollo de la minería y el incremento del sector industrial en Puertollano, con la consecuente concentración de trabajadores, explica su importante tradición reivindicativa desde finales del siglo XIX, poco frecuente, por otra parte, en Castilla-La Mancha. Huelgas, movilizaciones, reivindicaciones laborales, conquistas, fracasos... son consustanciales al desarrollo de la ciudad.
Resulta llamativo que otras poblaciones de la provincia recibieron el título de la ciudad a fines del XIX, como Infantes o Valdepeñas, y que Puertollano no lo recibiera hasta 1925. Además de forma curiosa, sin hacer mención a su actividad minera, como puede verse: "Queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio a la villa de Puertollano, provincia de Ciudad Real, por el creciente desarrollo de su agricultura, industria y comercio, y su constante adhesión a la Monarquía. Vengo en concederle el título de Ciudad. Dado en Palacio a diez de Junio de mil novecientos. ALFONSO. El presidente interino del Directorio militar, ANTONIO MAGAZ Y PERS" (Gaceta de Madrid, 11-6-1925).
En la comarca de Puertollano se han explotado históricamente minas de plomo y hasta 1873 no se descubrieron, como se sabe, yacimientos de carbón. Poco a poco la extracción del mineral fue controlada por la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (SMMP). Los años de la Primera Guerra Mundial fueron para la comarca de cierta bonanza, con las minas a pleno rendimiento. Siguieron los años veinte, la República, la Guerra Civil y las minas continuaron en explotación. Tras la guerra la producción creció hasta el año 1958 y después disminuyó paulatinamente hasta el cierre de las minas en 1975.
Aparte de la extracción de plomo y carbón, el periodo de autarquía favorecía el incremento en la explotación de pizarra bituminosa y la construcción de un gran complejo industrial. Así, en noviembre de 1942 se constituía la Empresa Nacional Calvo Sotelo (ENCASO), que en diciembre de ese año aportaba 1.000 pesetas para la División Azul en una suscripción organizada por Prensa Española, la empresa editora de ABC. El objetivo del INI era desarrollar el llamado "Plan para la Fabricación Nacional de Combustibles Líquidos y Lubricantes e Industrias Conexas" y para ello las pizarras de Puertollano eran fundamentales.
Con la evolución de ENCASO se produjo la concentración de un gran número de obreros en las diversas actividades productivas, propias o auxiliares. Las instalaciones de la Calvo Sotelo fueron inauguradas por Franco el 20 de mayo de 1952, aunque todavía faltaba mucho por hacer. Los trabajadores recibieron una paga extra con tal motivo y al "Caudillo" le fue impuesta la medalla de oro de la ciudad.
Francisco Quirós Linares proporcionaba unos interesantes datos en 1992 que muestran el crecimiento de la fuerza laboral. En las minas productivas de hulla trabajaba en 1932 un total de 1.874 trabajadores; en 1942, 4.214; en 1952, 4.797; y en 1962, 4.191. En la explotación de la pizarra bituminosa, para los mismos años el número de obreros evolucionó así: 96, 139, 644 y 1.026. En cuanto al beneficio de la pizarra bituminosa las cifras eran las siguientes: 323, 248, 611 y 4.151. Las minas de pizarra se cerraron en 1966, cuando la autarquía ya se había superado hace años. La clausura provocó el despido de 680 mineros, según Lanza, pero la infraestructura de ENCASO serviría de base para la refinería de petroleo, unida a la costa por un oleoducto que se puso en servicio en 1965. Después se fueron produciendo diferentes alternativas empresariales que no es momento de recordar.
El nacimiento de CCOO
No obstante, sí hay que indicar que las recuperaciones laborales de los continuos cambios empresariales en la comarca, las duras condiciones de trabajo y el peligro continuo de accidentes tuvieron como consecuencia la organización de los trabajdores y el desarrollo de las asociaciones obreras, sobre todo de CCOO. Lógicamente, trataban de asegurar el puesto de trabajo, mejorar las condiciones laborales, protestar por los frecuentes accidentes de trabajo, incrementar los salarios, además de configurar una oposición decidida al Franquismo. Como afirmaba hace tiempo Pedro Ruiz, militante obrero de Puertollano y creador en gran medida de las CCOO de Castilla-La Mancha, el aislamiento de la ciudad respecto a otras zonas idustriales no impidió que sus trabajadores dieran la talla y estuvieran a la altura que exigían las luchas contra la Dictadura. Buena prueba de ello fue el elevado número de obreros detenidos, procesados, torturados, encarcelados, exiliados o depedidos de sus empresas.
Puede decirse que la primera Comisión Obrera de Castilla-La Mancha se constituyó en Puertollano, al calor de las luchas de la primavera de 1962, por iniciativa de trabajadores comunistas de la SMMP y ENCASO. Concretamente, según Pedro Ruiz, estuvo formada por manuel Caballero Vigara (operador de campo en ENCASO, con 34 años), Andrés Cejudo Cano (oficial de trasportes en la SMMP, con 26), Francisco Huete Trapero (capataz de vías y obras en la SMMP, con 47), Antonio Ruiz Fernández (oficial instrumentista en ENCASO, con 29) y el propio Pedro Ruiz García (operador de depuración de agua en ENCASO, con 26).
Huelga, detenciones, despidos y la vuelta a la 'normalidad'
Aunque había varias reivindicaciones destacaba la petición de un salario de 150 pesetas, por lo que se conoció al conflicto de 1962 como la huelga de los 30 duros. El paro empezó el día 9 de mayo y primero cesaron en su actividad los mineros, al día siguiente secundaron la huelga los trabajadores de ENCASO y después los talleres auxiliares del metal, fundición, construcción, etcétera. En los primeros compases fueron detenidos varios trabajadores, entre los que Pedro Ruiz recordaba a Francisco Huete Trapero, que pasó un mes en la cárcel, Eladio Caballero o José Blanco y los dos últimos, además, fueron despedidos de ENCASO. El procedimiento era sencillo: los obreros primero eran detenidos y después despedidos por faltar al trabajo.
Huete, entonces con 47 años y comunista, fue uno de los eslabones entre la represaliada generación que participó en la guerra y los trabajadores que empezaron el activismo político y sindical en los años cincuenta. Al terminar la guerra fue detenido y condenado a muerte, pena que le fue conmutada por la de doce años y un día. Su participación en la huelga le llevó a ser detenido por la Guardia Civil e ingresó en prisión el día 17 de mayo. El 21 el gobernador, José Pérez Bustamante, comunicaba lo siguiente: "deberá seguir a su disposición hasta la resolución que proceda". El 25 Huete elevaba instancia al gobernador y el 12 de junio salía de la cárcel. Casi un mes preso por participar en una huelga. Evidentemente, con su encarcelamiento se buscaba lanzar un escarmiento que sirviera de ejemplo a los trabajadores.
Sin noticias de la huelga en Lanza
El diario de Falange, único en la provincia, no incluyó una sola noticia de la conflictividad laboral en Puertollano. Para su director eran más importantes las ferias de mayo, a pesar de las importantes inundaciones que hubo en la ciudad a finales de abril, y los festivales de España en Puertollano.
Sin embargo, el día 21, sin una noticia anterior, se insertaban dos artículos que ocupaban toda una página. El primero, firmado por el propio director, se titulaba "Puertollano y su responsabilidad". Efectivamente, José Gutiérrez Ortega, falangista todavía con calle en Ciudad Real, era director desde la fundación del diario y jefe provincial de FET y de las JONS. Tras reflexionar sobre la importante obra del régimen de Franco en Puertollano, realizada con miles de millones de pesetas que procedían "de las industrias vizcainas y guipuzcoanas, de los telares catalanes, de los sueldos de cientos de miles de empleados y funcionarios, pero principalmente, de las naranjas valencianas, de los aceites andaluces, de los trigales castellanos, etc.", ponía de manifiesto que "todo lo justo se conseguiría por el camino de la ley, todo en cambio se perderá colocándose al margen de ella". Era la cantinela retórica habitual. El argumento de la procedencia de los millones invertidos, sin embargo, presentaba cierta novedad: el olvido de que las materias primas estaban, precisamente, en Puertollano. En el segundo artículo el redactor jefe, Cecilio López Pastor, que había sido delegado provincial de Prensa y Propaganda de FET y de las JONS, recordaba las visitas de Franco, la importancia de ENCASO, la producción y la preocupación del Régimen por el bienestar de los productores.
Un informe del Gobierno civil
Se elaboró un informe titulado "Alteraciones de orden social y público", que empezaba recalcando la coincidencia de los sucesos en Puertollano con los originados en las cuencas mineras de toda España. La huelga empezó el día 10 de mayo en el pozo Enrique, de la SMMP, y a ella se sumaron después los trabajadores de los pozos Norte, Elorza, Santa María y Don Rodrigo, también de dicha Sociedad, así como los del pozo Este, de ENCASO. Los mineros quedaron en los pozos sin permitir la salida de ingenieros ni facultativos. El día 11 la huelga se extendió a las minas de Solana del Pino, al sector de la construcción de Puertollano, a la factoría Calvo Sotelo y a la Central Térmica de Peñarroya, convirtiéndose en general.
En el informe se dan también cifras de fuerzas de orden público que intervinieron: una primera remesa de sesenta guardias civiles procedentes de la Comandancia, al mando del teniente coronel, otra de cien guardias y una compañía de Policía Armada. El día 17 se reintegraban muchos huelguistas y el 18, según el informe, quedaba "normalizada" la situación. la conclusión era la siguiente: "En todo el transcurso de la cuestión planteada, no se produjo el menor incidente y se mantuvo en su justa medida el principio de Autoridad, sin ninguna claudicación".
La memoria del Gobierno Civil
En la memoria correspondiente a 1962 también se aludía al conflicto. Se achacaba al retraso en la aprobación del convenio colectivo por parte del Ministerio de Trabajo y a las inundaciones producidas en la ciudad. Esas causas explicarían la huelga al afectar a un sector de productores, según denominación querida por el Régimen, "propicio a cualquier clase de alteraciones". Se indicaba que la actuación coordinada, bajo la dirección del Gobierno Civil, de las fuerzas de orden público, la Delegación Provincial de Trabajo y la Delegación de la Organización Sindical tuvo como consecuencia la llegada de la normalidad. Se afirmaba que el 12 entró en vigor el convenio colectivo de ENCASO.
Y se informaba, sin indicar criterio alguno, de las importantes repercusiones económicas del conflicto laboral, es decir las pérdidas habidas, que podían calcularse en 15 o 20 millones de pesetas, pesetas de las de mitad de los sesenta.
[Este texto se publicó en el diario Lanza en cuatro partes, del 19/06/2012 al 22/06/2012]
Nesti mes de xunu cúmplese’l 50 aniversariu de la fuelgona qu’en 1962 fixeron los mineros asturianos y que s’allargó dos meses. Esti movimientu convirtióse nun elementu claru de desllexitimación social y política del réxime franquista. Foi daquella cuando se dieron los primeros pasos efectivos d'organización de los trabayadores al marxe de les estructures del réxime. Tamién daquella hubo un movimientu de sofitu y denuncia dende’l sector intelectual nel conocíu como Manifiestu de los 102- y hubo una gran solidaridá n’otros puntos del Estáu con más fuelgues. L’asociación vasca Ahaztuak 1936-1977, formada por víctimes del golpe d’Estáu, de la represión y del réxime franquista, entama en Bilbao y Vitoria una xornada d’alcordanza d’aquelles fuelgues mineres.
«Sabedores de les lluches que güei vuelven a llibrase nos valles mineros asturianos, llioneses… en defensa del puestu de trabayu y del futuru de miles de persones, nun podemos permanecer ayenos a ello y quedar nuna visión historicista y estremada de la situación actual de conflictu, polo que queremos qu'estos actos sían tambien una espresión de sofitu y aliendu pa los mineros», esplica l’asociación na so convocatoria, que recuerda la xornada de fuelga xeneral que se vivió esti llunes 18 nes cuenques mineres como un «referente non yá históricu sinón actual d'unidá, de movilización y de llucha, ayeri contra la dictadura franquista y güei contra la dictadura de los mercaos».
Nos actos qu’entama Ahaztuak 1936-1977 van participar Anita Sirgo y Vicente Gutierrez Solís, impulsores d'aquelles xornaes y represaliaos: la primera, detenida, torturada y encarcelada; y el segundu, deteníu y deportáu. Tamién se va presentar el curtiu A golpe de tacón, d’Amanda Castro, sobre la historia d'aquelles lluches, el papel fundamental de les muyeres nelles y la figura d’Anita Sirgo. Otra manera, va contase cola presencia escrita d’Alfonso Sastre, ún de los impulsores del Manifiestu de los 102.
El primeru de los actos va ser nos locales de Hikateneo, en Bilbao, esti martes 19 de xunu, a partir de les 19.30 hores. El segundu, a otru día, va facese en Vitoria, a les 19 hores, nel Monumentu a los Trabayadores del 3 de Marzu, nel barriu de Zaramaga, con un homenaxe a la llucha minera onde va participar, amás d’Ahaztuak 1936-1977, l'Asociación de Víctimes del 3 de Marzu, el sindicatu LAB y un representante de la Corriente Sindical d'Esquierdes (CSI), d'Asturies. Esti actu va tener un significáu especial al tar auníes les lluches de los mineros en 1962 y les de los obreros de Vitoria en 1976 pola figura de Manuel Fraga Iribarne, ministru d'Información del réxime franquista en 1962 y ministru de Gobernación en 1976. «En dambos casos pieza fundamental na represión contra les protestes y na estratexa de manipulación informativa pa desacreitales», espliquen los organizadores del actu. Depués, nel espaciu de Memoria Gunea, tamién nel barriu de Zaramaga, va volver a presentase'l curtiu A golpe de tacón y va haber una charla-coloquiu con Anita Sirgo y Vicente Gutiérrez Solís.
Richard Seymour
It took a while for the Quebec student revolt to reach the Anglophone press. The same appears to be true of the Spanish miners' strike, which is only now appearing in the UK newspapers after more than two weeks of escalating strife.
Spain is one of the "peripheral" economies of the eurozone, exposed to high levels of debt and volatility. Its banks, having expanded during the construction and property booms, are now dangerously weak. Like Greece, Italy and Ireland, Spain has been subject to waves of austerity, ostensibly to reduce the deficit. €27bn cuts are already planned this year. These cuts, and the conditions they have exacerbated, have already produced a mass insurgency, with the indignados of Puerta del Sol drawing inspiration from Tahrir.
However, the latest spending squeeze, which includes 63% cuts to coal subsidies resulting in thousands of job losses, has provoked furious and desperate resistance by Spanish miners. The cutback came just as the government spent billions rescuing the banks. So, toward the end of last month, approximately 8,000 workers went on strike, indefinitely. In the Asturias province where the mines are largely based, the main square of Oveido was occupied by workers using the same tactic as the indignados.
This is not to say that the miners are simply following the indignados. As one of their most widely seen banners put it: "No Estamos Indignados, Estamos Hasta Los Cojones" ("We Are Not Indignant, We Are Pissed Off To Our Balls").
And the response of the authorities has provoked something greatly exceeding Puerta del Sol in its militancy. The Spanish government has set a standard of provocative and highly combative strike-busting action through previous disputes. During a 2010 dispute with air traffic controllers, the then Socialist administration used martial law to force the workers back to work. More recently, police used rubber bullets on strikers in Barcelona, resulting in several injuries. In Asturias, the Guardia Civil has been deployed, again using rubber bullets, and tear gas, behaving like an occupying force.
This siege inevitably recalls the 1934 revolt by Asturias miners, which was put down by Franco's forces, as well as the fact that the first general strike under Franco was the Asturian miners' strike of 1962. And it is true that the miners have a long tradition of struggle. These are workers who spend much of their lives together, not merely sharing risks at work but living in the same communities. Solidarity is part of the "consolidated habitus", the taken-for-granted ways of acting that arise, seemingly spontaneously, from the mode of life of these communities. And these are not only traditions of blue-collar class struggle – there is also a tradition of guerrilla activism in these regions, partially originating from the struggle against Franco.
The workers have therefore responded to the government's attacks in an uncompromising fashion, by blockading motorways, and setting up ad hoc barricades on transport networks. When attacked, they have fought back against police. In one case, workers improvised a rocket launcher. A general strike across several mining counties is planned for Monday 18 June. But it is by no means just the miners who have been drawn into this struggle. Across the region, several groups of workers have been on strike – transport workers, supply teachers and shipbuilders among them.
The notable thing about these strikes is that they tend to be indefinite: workers give the employers no notice of when they will return, and thus no certainty in their calculations. Just as importantly, they are militant and disruptive – blockades are a common tactic. We are used to employers complaining that strike action is disruptive, missing the point that it's supposed to be. The premise of strike action is that the system requires workers' co-operation to run effectively, but that co-operation is conditional on their being satisfied with the terms on which it takes place. An epochal rollback of the conditions and incomes of workers across Europe is bound to produce some disruption.
The conservative government is anxious not to be seen to capitulate, or even negotiate. Aside from anything else, its political credibility with European lenders partially derives from its ability to contain domestic revolt. This is a dynamic being repeated across the EU, and it raises the stakes considerably in such struggles. Governments are bunkering down, and preparing for protracted battles, banking on the likelihood that union leaderships are not equal to such prolonged warfare. This hasn't worked in Asturias despite the key unions being allied to the Socialists, who are in favour of austerity.
The government's position is weak. Its crisis already compounded by the chaos in Spanish banks, it looks feeble after returning from EU negotiations with a bailout package which it claimed had "no strings attached", only for Germany to repudiate this claim. The reality is that the bailout of Spanish banks is making another sovereign debt crisis more likely – in an economy five times the size of Greece. As such, the battle with the miners is being conducted on shaky ground, and could easily fall apart. This is another factor that is common across Europe – the weakness and uncertainty of its rulers, which is exposed at the first sign of a real challenge.
Benjamín Gutiérrez Huerta
50 años han pasado de la primera oleada de las huelgas de 1962. Volverían nuevamente los mineros a movilizarse al final del verano de ese mismo año y a partir de entonces año a año, hasta el final del franquismo y en la transición. Los mineros asturianos en 1962 nos enseñaron a perder el miedo, marcaron el camino del principio del fin del franquismo, volviendo a situar al movimiento obrero como motor del cambio social. Hombre y mujeres de las cuencas, trabajadores y sus familias, profesionales y comerciantes, sectores de la iglesia, militantes antifranquistas y sus organizaciones clandestinas, comunistas, cristianos, socialistas... el conjunto de la sociedad consciente. Con sus movilizaciones consiguieron mejoras laborales y políticas.
Los mineros y la sociedad de las cuencas han sido siempre solidarios. Su ejemplo y sacrificio, de hombres y mujeres de las cuencas mineras, han sido impulso para la conquista de derechos y libertades en este país. Con el carbón se desarrolló, industrial y urbanamente España, mientras los mineros subsistían con sueldos de miseria, la enfermedad y la represión. Hoy como ayer los mineros se movilizaron por su futuro, no es una lucha por un convenio o salario, es la lucha por el futuro de las comarcas mineras y contra los recortes. No se trata de cuestiones salariales o de derechos concretos sino de la defensa de la minería ante el incumplimiento del gobierno del PP. Los fondos mineros deberían servir para generar infraestructuras y empleos que den futuro a las zonas mineras en compensación por décadas de sobreexplotación y beneficios sin repercusión en dichas zonas.
Que no os engañen, Rajoy no esta planteando cambiar el carbón por las renovables. La política de recortes del PP pone fin a cualquier política energética propia y nos hace totalmente dependientes de fuentes energéticas como el gas y las nucleares. Quieren seguir quemando carbón, pero carbón de fuera, producido sin seguridad laboral ni medioambiental. No se trata de medidas medioambientales, al contrario. El futuro de nuestro carbón apuesta por reducir la contaminación al mínimo, nuestros ríos bajan limpios y el aire de las cuencas es mas limpio que el de las grandes ciudades, las mediadas de seguridad reducen al mínimo la siniestralidad. Sin el carbón las zonas mineras morirán, no solo son los mineros, es toda la población: los que transportan, el comercio, los servicios... sin futuro serán un desierto laboral y urbano en pocos años. Los mineros se movilizaron pues por el futuro de toda la población de las zonas mineras y por un modelo social donde la movilización sindical es motor del cambio y las mejoras.
En 1962 las huelgas se extendieron por el resto del estado y a otros sectores, fueron la mecha del descontento, suscitaron el apoyo de estudiantes y de los intelectuales, sin olvidar la gran repercusión internacional y solidaridad suscitada. La prensa internacional vuelve a hablar de los mineros y en las redes sociales se les visualiza como referencia de resistencia frente a los recortes. Nuevamente marcan el camino, el de la lucha obrera, basada en la unidad sindical y política, en la movilización y la negociación. El 17 de mayo de 1962 los representantes de los huelguistas, mineros elegidos por sus compañeros en comisiones de obreros se reunieron con el ministro franquista, con el representante del régimen que les torturaba y forzaron un acuerdo. Mientras se movilizaban negociaron y consiguieron mejoras salariales, laborales y sociales, obligaron al régimen a ceder y no por ello dejaron de luchar contra la dictadura ni nadie les tildó de traidores. Los mineros a los largo de su historia nos han enseñado la importancia de la organización, la solidaridad y la lucha, el papel de lo sindical y de la política, de las asambleas y la movilización.
En las minas no se lee el Arte de la Guerra de Sun Tzu, lo llevan practicando desde la experiencia desde hace mas de un siglo de luchas, no de una forma espontánea sino como resultado de la experiencia de unos valores del trabajo y la solidaridad, que son parte de la cultura minera y que, frente al individualismo, refuerzan lo colectivo, el grupo, como única forma de sobrevivir. El mito minero asturiano se ha forjado en huelgas y luchas, siempre en vanguardia, ha sido y es ejemplo. Empezaron los mineros y los obreros fabriles, si siguen los campesinos, seremos cientos de miles, seremos cientos de miles. Bravos mineros, siguen vuestro camino los compañeros...
(Benjamín Gutiérrez Huerta es director de la Fundación Juan Muñiz Zapico)
Gijón
La Semana Negra volverá a sus orígenes en su 25 edición, del 6 al 15 de julio, no sólo por su cercanía al primer festival, sino por el reencuentro de escritores que estuvieron en aquella ocasión, en 1988, como Andreu Martín, Juan Madrid o José Luis Muñoz. Este eje principal del evento compartirá protagonismo con el homenaje a la huelga de la minería asturiana de 1962, conflicto nuevamente de actualidad, como también se homenajeará a la escritora Ana María Matute y se contará con la participación del muralista chileno Alejandro Mono González.
Así lo ha expuesto el director de esta 25 edición, José Luis Paraja, que toma el relevo en el mando a Paco Ignacio Taibo II, durante la presentación del certamen en la sede de la organización. "El beneficio es superior a las molestias que se puedan generar", ha indicado respecto a las críticas vecinales a la ubicación del festival en el antiguo astillero Naval Gijón.
En este sentido, ha señalado que la interlocución con los vecinos la lleva el Ayuntamiento, aunque no es su intención generar polémica. Ha dicho ser consciente de que, como en todo acto multitudinario, habrá molestias e inconvenientes, que se intentará que sean los menos posibles, al tiempo que ha pedido de antemano disculpas y comprensión.
Ha recalcado que el impacto en el entorno va a ser "muchísimo menor" que en Poniente, aunque sí habrá seguramente problemas de tráfico y flujo de gente, "pero como cuando juega el Real Madrid con el Sporting", ha apostillado.
En cuanto a las críticas del Hogar de San José, ha señalado que la valoración preeliminar de la ingeniería dice que el impacto acústico en los dormitorios será de unos 20 decibelios y en la fachada de unos 50. "Habrá ruido, pero tampoco es tanto", ha apuntado, al hacer alusión a que hay una tapia perimetral muy alta y luego un campo polideportivo antes de los dormitorios. Respecto al plan de emergencias, se está a la espera de tener el plano definitivo y en aparcamientos, quieren hablar con Renfe para que siga el 'Tren Negro' y para usar el antiguo estacionamiento de Moreda.
Paraja ha indicado que para el festival, que mantiene el espíritu y su identidad,o cuentan con un presupuestos de 700.000 euros, 100.000 de ellos correspondientes a al subvención municipal. Ha indicado que el Ayuntamiento está cumpliendo con lo acordado y ha resaltado que el avance en las obras de mejora es "espectacular". Eso sí, este año no contarán con la colaboración del Teatro Jovellanos para los conciertos ni con la ayuda de la Fundación Municipal de Cultura (FMC) para la edición de un libro como otros años.
La programación se completará con la parte cultural, a la que hay confirmados ya cien autores pero se espera llegar a 150, exposiciones, el Encuentro de Fotoperiodismo, conciertos y también videocine, que se recupera para esta ocasión, sin olvidar la parte festiva de restauración, una gran zoco comercial y atracciones de feria. Tampoco faltará un año más, el periódico 'A Quemarropa'.
En este sentido, el dibujante Ángel de la Calle ha señalado durante la presentación que se contará con el historiador Rubén Vega y los escritores Armando López Salinas y Jorge Martínez Reverte, para abordar el tema de la huelga minera del 62. También habrá un apartado para abordar el exilio de los escritores -político, económico y artístico--, con invitados como Raul Argemo o Marcelo Luján.
De la Calle ha destacado especialmente el homenaje que se dará a Ana María Matute, la cual estará presente en el certamen, aunque firmará solo 20 ejemplares, y la presencia del muralista chileno Alejandro Mono González, creador de la Brigada Ramona Prada, que realizó la campaña gráfica de la Unidad Popular de Salvador Allende en las elecciones de 1973.
Este, considerado uno de los más importantes en Latinoamérica, dará un taller de tres días en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial a 20 cursillistas, con los que pintará un gran mural de jueves a sábado en la Semana Negra.
Asimismo, la Semana Negra recupera el videocine, con un ciclo "buenísimo", según De la Calle, de documentales sobre temas dispares de España y Latinoamérica. Habrá además un potente contenido del género de ciencia ficción, con dos escritores ingleses de renombre, Ken MacLeod y Kim Newman, mientras que Milo J. Krmpotic representará el género de fantasía y se homenajeará a la revista 'Nueva Dimisión, que popularizó la ciencia ficción en España en las décadas de los 60 y 70. Para tal ocasión, viajarán a Gijón su director, Luis Vigil y varios escritores que trabajaron en ella.
Entre los autores participantes, también está invitado el norteamericano, pero afincado en Finlandia, James Thompson, que hablará sobre la novela policiaca. Además, se quiere hacer una mesa redonda de periodistas extranjeros y exposiciones que rememoren lo mejor visto en estos 25 años en el festival, pero también una muestra cedida por la Asociación Española de Criminología y el cómic, que girará en torno al tema político, con dibujantes del 15 M. Vendrán además los novelistas más modernos en España, como Javier Calvo o Manuel Vilas.
No faltará al certamen la tradicional entrega de premios. En el caso del Premio Dashiel Hammett, los finalistas son: Cristina Fallarás, Carlos Salem, Leonardo Oyola y Edmundo Paz Soldán, mientras que el Premio Silverio Cañada se lo disputan Kike Ferrari, Jordi Ledesma, Claudio Cerdán e Iris García Cuevas. De igual forma, se entregarán los galardones del Premio Celsius, el Rodolfo Walsh y el Espartaco.
Hace 50 años Asturias marcó el camino. Durante aquellos meses los trabajadores y trabajadoras asturianos, y en especial los mineros, volvían a ser referente mundial del movimiento obrero, registrándose movilizaciones de apoyo y muestras de solidaridad por todo el mundo.
En 2002, diversas publicaciones y actos programados por la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias rindieron homenaje a sus protagonistas directos, a los hombres y mujeres que organizaron y participaron de las huelgas y que sufrieron la represión.
En esta ocasión, desde la Fundación comenzamos este homenaje editando un cartel conmemorativo, ganador del concurso de carteles convocado por la Secretaría de Juventud de CCOO del Nalón. Además, se ha desarrollado un espacio específico dentro de su web, en el que se recoge tanto la información general como la documentación histórica y audiovisual, así como numerosos reportajes y artículos publicados en los medios de comunicación. Las redes sociales han servido también como plataforma de divulgación del aniversario, como por ejemplo, la publicación diaria en facebook de la cronología de las huelgas de 1962 en Asturias a cargo de Ramón García Piñeiro.
Dentro de la labor plurianual que desarrolla la fundación en los centros de estudio para fomentar el conocimiento del papel de la clase obrera durante la transición y la dictadura, en este curso nos hemos centrado en la difusión de la importancia histórica de estas huelgas, obteniendo una gran acogida: participaron más de 1.000 estudiantes, entre marzo, abril y mayo, en los IES del Nalón, Mieres, Oviedo, Gijón y Llanera, en colaboración con la secretaría de Juventud de CCOO de Asturias. En el caso de los centros de Mieres se prestó especial atención al papel de las mujeres, con la proyección del cortometraje "A Golpe de Tacón" y la participación de una de sus protagonistas, Anita Sirgo.
Acciones divulgativas
Igualmente, se reeditó y presentó el 11 de abril en el Ateneo Obrero de Gijón el libro "Las Huelgas de 1962 en Asturias", coordinado por el historiador Rubén Vega, entre otras acciones divulgativas. Como reconocimiento a los huelguistas se proyectó, el 26 de abril, en la Casa de Cultura de Mieres, el documental "Hay una Luz en Asturias… Testigos de las huelgas de 1962", con la presencia como ponente de Nicolás Sartorius, acompañado por el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, y Octavio Monserrat, codirector del documental.
Se trataba de reflejar la unidad de aquellas movilizaciones, por lo que se buscó la suma de diversas entidades que colaboraron, como Amigos de Mieres, Parpayuela Espacio Cultural, la asociación cultural y minera Santa Bárbara, Fundación Asturias, la Fundación José Barreiro, la Fundación Izquierda d´Asturies, la Fundación de Investigaciones Marxistas, el Archivo Histórico del PCE, la Fundación Domingo Malagón y el Foro por la Memoria, así como la ONG Sotermun. El documental se reeditó para la ocasión en dvd, con un texto homenaje en memoria de quienes apoyaron y participaron en las huelgas de 1962, y que hicieron posible el documental, muy especialmente a quienes ya no se encuentran entre nosotros, como agradecimiento por su lucha y ejemplo. También está planteada su proyección en centros asturianos, como el de Acapulco o Sao Paulo.
Hay que destacar dentro del programa del aniversario la gran proyección mediática de la historia de las huelgas. La emisión del documental "Hay una Luz en Asturias" en la televisión autonómica asturiana obtuvo un 9% del share y más de 500.000 hogares vieron el programa de Documentos TV, en la 2, "Las huelgas del silencio".
Para CCOO de Asturias las huelgas de 1962 son parte fundamental de su historia, y como tal deben estar presentes en la sociedad y en el sindicato, para su conocimiento pero también como parte de nuestra génesis. Los derechos laborales, sociales y políticos que empezaron a reconquistarse en el final de la dictadura y la solidaridad y unidad de aquellos días, son ejemplos más necesarios y reivindicables en momentos de crisis como los actuales.
"La memoria histórica nos recuerda que las conquistas sociales no son eternas y que debemos movilizarnos para defenderlas" Toxo descubre una placa en el pozo Nicolasa dentro de los actos de homenaje a las huelgas del 62Dentro de las actividades programadas en el 50 aniversario de las huelgas del 62, el pasado 18 de mayo se colocó una placa en el Pozo Nicolasa, en Ablaña (Mieres), en un acto en el que participó el secretario general de la Confederación Sindical de CCOO. Ignacio Fernández Toxo señaló que "la memoria histórica nos recuerda que las conquistas sociales no son eternas y que debemos movilizarnos para defenderlas". En opinión de Toxo, que asistió acompañado por su homólogo de UGT, Cándido Méndez, y por el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, "la huelgona del 62 supuso un hito para el movimiento obrero y fue una de las primeras movilizaciones que se enfrentó con la dictadura franquista".
En el acto en Ablaña, el secretario general de CCOO también se refirió al conflicto del carbón, que tiene su origen en la "dinámica de un Gobierno que escucha poco y mira menos a las preocupaciones de la ciudadanía". Para Toxo, "la minería no son sólo las explotaciones mineras, sino del orden de 25.000 personas que directa o indirectamente viven de esa actividad".
Javier Cantizani
«Millones de puños gritan su cólera por los aires, millones de corazones golpean contra tus cárceles». Así cantaba Victor Manuel en su Asturias y así lo hicieron los mineros asturianos en aquel mes de abril de 1962.
La imposición de un cambio en los horarios de trabajo fue la chispa que prendió la mecha. Hartos de unos insuficientes salarios a los que les había condenado años atrás el Plan de Estabilización del Régimen y con un unas condiciones de trabajo inhumanas, siete picadores de la mina La Nicolasa, en Mieres, se negaron a entrar al trabajo en la mañana del 6 de abril de 1962. Ese mismo día fueron despedidos.
Un día más tarde, la mayoría de los trabajadores provocaron el paro de la producción de la mina. Como ya hiciese en la Revolución de 1934, Asturias volvió a dar un ejemplo de lucha y se inició entonces la primera gran huelga obrera a la que se enfrentaba el Franquismo en un momento en el que cualquier conflicto social era considerado como un delito contra la Patria.
A partir de ese momento, el conflicto progresó de manera lenta pero inexorable y fue extendiéndose como una mancha de aceite. Una semana más tarde, todas las minas próximas a La Nicolasa estaban en huelga. La semana siguiente se suma la cuenca más cercana (la del Nalón) y comienzan a llegar las noticias a La Camocha, en Gijón, que también se une al paro.
Huelga pacífica
La huelga se escapaba al control del Régimen mientras se extendía y conseguía sacar de sus casillas al aparato franquista por su peculiaridad de ser un movimiento pacífico. No hay violencia y su lucha se basa en gestos silenciosos y acciones simbólicas en los que las mujeres tuvieron una activa participación. La dura represión empresarial y gubernamental se hizo sentir. Frente a ella, también fueron incontables las acciones dentro y fuera de los valles mineros. Estas expresiones de solidaridad se multiplicaron en todo el país y fuera de nuestras fronteras.
Un mes después, la huelga ya se había extendido a los Altos Hornos de Vizcaya, mientras se iban sumando trabajadores en Cataluña, Jerez o Madrid. En la Puerta del Sol fueron un grupo de mujeres las primeras en manifestarse.
Las huelgas y manifestaciones de solidaridad continuaban creciendo mientras Asturias volvía a ser noticia mundial por primera vez desde aquel histórico octubre de 1934.
La huelga minera de Asturias concluyó dos meses después: todas las reivindicaciones fueron aceptadas. Junto a éstas, hubo otras conquistas mucho más importantes. Esta huelga marcó el principio del fin de los sindicatos oficiales y el nacimiento de otro tipo de sindicalismo: las comisiones de obreros.
Supuso una indudable sacudida para el régimen y los cimientos de la lucha que llevaría al franquismo a un callejón sin salida. Tuvimos que esperar aún trece años más, hasta la muerte del dictador, para tener la merecida libertad, pero en aquel mes de abril de 1952, los mineros asturianos primero, y miles de trabajadores en todo el país después, nos enseñaron el camino de la lucha hacia nuestros derechos.
Histórica demanda de libertad de información
Junto a los muchos apoyos que llegaban del ámbito internacional, un buen número de intelectuales españoles firmaron la Carta colectiva reclamando libertad de información y soluciones negociadas para los conflictos laborales. Dirigida al entonces catedrático Manuel Fraga Iribarne, supuso un antes y un después en las demandas de la libertad de expresión contra la férrea censura franquismo. La «práctica de la lealtad informativa» se unió a otra demanda no menos arriesgada: que los conflictos de carácter social fuesen resueltos «por negociación, con exclusión de toda violencia gubernativa». Entre los intelectuales que apoyaron esta demanda encontramos nombres como Antonio Buero Vallejo, Juan Goytisolo, Ramón Pérez de Ayala, Camilo José Cela o Manuel Vázquez Montalbán, quien llegó a ser encarcelado por cantar el «Asturias, patria querida» en una de las manifestaciones de apoyo a la huelga minera
Imágenes: TPA Noticias, 31 de mayo de 2012.
Música: "Hay una lumbre en Asturias" de Chicho Sánchez Ferlosio Que la edición de TPA Noticias del 31 de mayo de 2012 haya cerrado con las imágenes de la manifestación de ese día en Madrid y con la canción de Hay una Luz en Asturias es el mejor homenaje a las Huelgas de 1962 y a que su ejemplo sigue vivo de cara a las luchas presentes.
Es la lucha de los mineros, es nuestra Historia. |
Benjamín Gutiérrez. Director de la Fundación Juan Muñiz Zapico
Este año se conmemora el 50º aniversario de las huelgas de 1962. Los actos tienen su epicentro en Mieres y cuentan con la participación de diversas asociaciones, en un marco de coordinación auspiciado por la Concejalía de Memoria Histórica local y la Fundación Juan Muñiz Zapico, de CC OO de Asturias.
Referente del movimiento obrero
Aquel 7 de abril, en el Pozo Nicolasa
prendía una mecha que se desarrollaría
a lo largo de la primavera
y verano de aquel año. El descontento
llevó a las reivindicaciones laborales
y la falta de libertad las convertiría
en políticas. Así, las huelgas de 1962 marcaron
el antes y el después del movimiento obrero y la dictadura.
No fueron las primeras ni las últimas, pero sí las
que señalaron el camino, dando lugar a un resurgimiento
de las luchas laborales y políticas y el impulso
definitivo a las comisiones de obreros. Ya en los años
cincuenta las movilizaciones habían conseguido avances
en conflictos puntuales pese a la feroz represión,
pero en 1962 las huelgas en los pozos asturianos sería
la chispa de un movimiento estatal e internacional que
se extendería por toda Asturias y por las principales
zonas industriales españolas de la época, movilizando
a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras.
La represión demostraría una vez más la verdadera cara del régimen pese a los intentos de dar una imagen aperturista: detenciones, torturas, cárcel y deportaciones que, sin embargo, no pudieron frenar un movimiento que obligaría al régimen a negociar con los huelguistas y a ceder en parte de sus peticiones. Sin duda el éxito de las movilizaciones se encuentra en la suma de sectores laborales, sociales y políticos, del conjunto de la sociedad de las cuencas. Durante aquellos meses Asturias volvió a ser referente mundial del movimiento obrero, realizándose movilizaciones de apoyo y muestras de solidaridad por todo el mundo. Sin olvidar la importancia de la carta manifiesto, reclamando libertad de información y solución dialogada a los conflictos laborales, firmada por los principales intelectuales de la época. Asturias marcaba el camino.
En el 2002, diversas publicaciones y actos de nuestra Fundación rindieron homenaje a los protagonistas directos, a los hombres y mujeres que organizaron y participaron de las huelgas, con las consiguientes represalias por parte del régimen.
Actividades divulgativas
La Fundación Juan Muñiz Zapico ha editado un cartel
conmemorativo, ganador del concurso de carteles de
la secretaría de juventud de CC OO del Nalón. También
hemos desarrollado un espacio específico dentro de
nuestra web, que recoge tanto la información general
como documentación histórica y audiovisual, así
como numerosos reportajes y artículos publicados en
los medios de comunicación. Las redes sociales han
servido como plataforma de divulgación de nuestras
actividades y contenidos de la web, como, por ejemplo,
la publicación diaria en Facebook de la cronología de
las huelgas de 1962 en Asturias, de Ramón García Piñeiro.
Este curso dentro de nuestra dinámica plurianual en los centros escolares para fomentar el conocimiento del papel de la clase obrera durante la Transición y la Dictadura, nos centramos en la difusión de la importancia histórica de las huelgas. La actividad, en colaboración con la secretaría de juventud de CC OO de Asturias, se orientó hacia el 4º curso de la ESO y el bachillerato. Ha tenido una gran acogida. Supuso la participación de más de 1.000 estudiantes entre marzo, abril y mayo en los institutos de secundaria del Nalón, Mieres Oviedo, Gijón, Llanera...
Como instrumento pedagógico, contamos con el testimonio de protagonistas de los hechos, documental y presencialmente. En el caso de los centros de Mieres prestamos especial atención al papel de las mujeres con la proyección del cortometraje A Golpe de Tacón y la participación de Anita Sirgo. La formación se completa académicamente y también a través de la indagación en su ámbito familiar, buscando recobrar la trasmisión oral de generación y generación como parte fundamental de la recuperación de la memoria y de la conformación de la conciencia familiar y colectiva.
Se reeditó y presentó el 11 de abril en el Ateneo Obrero de Gijón el libro Las Huelgas de 1962 en Asturias, coordinado por el historiador Rubén Vega en 2002, entre otras acciones divulgativas. También se colaboró con el Seminario Internacional Movimiento Obrero y Dictadura(s) España, Portugal, Brasil (10 y 11 de mayo), organizado en el campus de Mieres por el Archivo de Fuentes Orales para la Historia Social de Asturias. Sigue abierta la posibilidad de más actividades, como una charla sobre la temática en la Alianza Francesa de Oviedo o la habitual jornada literaria de nuestra Fundación en la Semana Negra de Gijón en julio. Además, el Ayuntamiento de Mieres ha llevado a cabo un reconocimiento institucional de las movilizaciones con un acto en las cercanías del Pozo Nicolasa en Ablaña con la intervención de Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, el viernes 18 de mayo.
Como jornada principal de reconocimiento a los huelguistas se proyectó el 26 de abril, en la Casa de la Cultura de Mieres, el documental Hay una Luz en Asturias... Testigos de las huelgas de 1962, homenaje a su vez a los y las protagonistas, con la presencia como ponente de Nicolás Sartorius, junto al alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, y Octavio Monserrat, codirector del documental.
La idea del acto fue reflejar la unidad de aquellas movilizaciones, por lo que se buscó la suma de diversas entidades que colaboraron como Amigos de Mieres, Parpayuela Espacio Cultural, la asociación cultural y minera Santa Bárbara, Fundación Asturias, la Fundación José Barreiro, la Fundación Izquierda d´Asturies, la Fundación de Investigaciones Marxistas, el Archivo Histórico del PCE, la Fundación Domingo Malagón y el Foro por la Memoria, así como la ONG SOTERMUN.
El documental se reeditó para la ocasión en dvd con un texto homenaje en memoria de aquellos y aquellas que apoyaron y participaron en las huelgas de 1962 y que hicieron posible el documental, en especial a quienes ya no están, en agradecimiento por su lucha y ejemplo. También está planteada su proyección en centros asturianos del exterior, como el de Acapulco o el de Sao Paulo.
Por último, hay que destacar dentro de todo el programa del aniversario la gran proyección mediática de la historia de las huelgas. La proyección del documental Hay una Luz en Asturias en la televisión autonómica asturiana, obtuvo un 9% del share y más de 500.000 hogares vieron el programa de DocumentosTV en La 2, Las huelgas del silencio.
Reconocimiento y homenaje
El objetivo de las actividades del 50º
aniversario es reconocer la importancia
de aquellas movilizaciones así como de
sus protagonistas, de todos aquellos y
aquellas que las hicieron posibles, y rendir
homenaje a aquellas luchas que marcaron
el camino y que volvieron a situar
al movimiento obrero en general, y a
Asturias en particular, como referentes
de la clase trabajadora. Para ello, desde
la Fundación Juan Muñiz Zapico pensamos
que es indispensable la puesta en
valor, en la sociedad, de la labor académica
de investigación y la recuperación
de la memoria histórica, que pasa precisamente
por la memoria de los nietos,
por hacer llegar a las generaciones más
jóvenes la realidad y el ejemplo de
aquellas luchas y su importancia para
la conquista de derechos laborales y políticos.
Las huelgas de 1962 son parte fundamental de nuestra historia y como tal deben estar presentes en la sociedad y en nuestro sindicato, para su conocimiento pero también como parte de nuestra génesis. Los derechos laborales, sociales y políticos que empezaron a reconquistarse en el final de la dictadura, la solidaridad y la unidad de aquellos días son ejemplo y motor del cambio, más necesarios aún y reivindicables en momentos de crisis como los actuales.
Rubén Vega. Historiador
"La prensa y la radio extranjera nos dan cuenta de que en la región minera de Asturias se produce un movimiento huelguístico de vastas proporciones. Algunos días después, estos medios informativos nos precisan que las huelgas afectan a unos 100.000 trabajadores y que en algunas provincias del País Vasco, Levante y Andalucía, se registran otros brotes determinados por simpatía. Entre tanto la prensa y la radio española permanecen en silencio, como si tales hechos no debieran interesar a nadie".
Así se refiere un escrito de intelectuales encabezados por Ramón Menéndez Pidal al tratamiento informativo que la prensa española otorgaba al hecho más relevante de aquellos días de mayo de 1962. Para los medios de comunicación españoles, una oleada de paros en un país donde la huelga constituye un delito equiparable al de rebelión militar no es algo que merezca atención. A lo largo del mes de abril, a medida que el conflicto se iba extendiendo a toda la minería asturiana, apenas algunas referencias indirectas habían permitido leer entre líneas que algo anormal estaba sucediendo en las cuencas. El día 15 se anunciaban mejoras que serían aplicables cuando se restableciera la normalidad. El 22 y 28 se insistía en el feliz curso de las gestiones. Ninguna información digna de tal nombre sobre las huelgas. Lo mismo sucede cuando, a partir del 30 de abril, los conflictos se contagian al País Vasco.
El primer reflejo en los periódicos será el decreto de estado de excepción que ocupa las portadas del 5 de mayo y tiene como motivo expreso "la ilegal paralización del trabajo en determinadas minas de carbón y otras empresas". A partir de ese momento, el silencio deja paso a la mentira. El mes transcurre entre falsas informaciones sobre la presunta vuelta al trabajo: "normalidad en los pozos mineros asturianos" (11 de mayo); "la paralización del trabajo en Asturias en vías de arreglo" (12 de mayo); "normalidad en Mieres y altos porcentajes de vuelta al trabajo en Bilbao" (22 de mayo). Mientras tanto, las huelgas no han dejado de crecer, afectando a centenares de miles de trabajadores en toda España (unos 300.000 en 28 provincias). Si los periódicos madrileños falsean la realidad, lo que sucede con los asturianos resulta aún más estremecedor. Los gijoneses El Comercio y Voluntad no dedican una sola línea a la huelga de los mineros de La Camocha, que dura más de un mes, ni a la de las principales empresas del metal de la ciudad, que se prolonga una semana. En los ovetenses Región, La Voz de Asturias y La Nueva España, ni un solo periodista se desplaza a las cuencas. No hay en sus páginas una sola información elaborada por sus redactores sino que, para abordar hechos que se están produciendo, se limitan a reproducir textualmente notas de agencia remitidas desde Madrid, idénticas en todos los periódicos sin más diferencia que el titular con que cada uno adorna la circular dictada ese día por el Gobierno.
En realidad, a ningún periodista que ejerciera en un medio informativo legal se le permitía cumplir con los requisitos mínimos del rigor profesional. Sólo hay consignas en flagrante contradicción con los hechos. Su única libertad era la de insertar editoriales y artículos de opinión condenando la huelga, también bajo un argumentario dictado: el perjuicio causado al interés nacional, su carácter innecesario al haber mejoras previstas, las motivaciones políticas de sus instigadores, la presencia de agentes del exterior, la larga mano del comunismo internacional... y, para coronar, el fantasma de la guerra civil.
Respecto a la espontaneidad con que se producen estas opiniones, baste decir que eran instigadas directamente desde el Ministerio de Información y Turismo, tal como atestiguaba el director de El Comercio, Francisco Carantoña, quien recibió personalmente la llamada del censor Alejandro Fernández Sordo instándole a publicar un editorial contra la huelga. De ahí nacen editoriales como los titulados "Disciplina y comprensión" (La Voz de Asturias, 6 de mayo), "Móviles aviesos de una actitud discordante" (Voluntad, 15 de mayo) o "Los falsos profetas" (Región, 19 de mayo).
Pero la sobredosis de censura acaba por tener contraindicaciones. Cuando todos son conscientes de una realidad que está siendo ocultada, la manipulación surte un efecto boomerang. Así lo constatan los análisis policiales y gubernativos al extraer conclusiones de lo sucedido: "Producido el paro, la prensa y radio nacionales silencian toda noticia relacionada con la huelga; la opinión pública ha de recurrir a radios extranjeras, para estar al corriente de lo que sucede en nuestro propio país. Se observa una intensa campaña de Radio España Independiente, Radio Moscú y Radio Praga, y otras comunistas, para explotar la situación presentada actualmente", afirma el Delegado Gubernativo Especial. A la misma conclusión llega un informe secreto de la Jefatura de Policía que constata que para enterarse de lo que pasa en España hay que acudir "a las emisoras extranjeras, de las que unas como Radio París o la BBC de Londres, se limitan a dar la reseña escueta de la noticia; y otras, como R.E.I., Radio Praga o Moscú, en cuyas emisiones se echa constantemente leña al fuego".
EL APERTURISMO DE FRAGA
Los censores han empujado a la población a buscar noticias en el lugar más indeseado, especialmente en la emisora que el PCE sostiene desde Bucarest que todos conocen como La Pirenaica. La enseñanza resulta decisiva para entender el giro que experimenta la política de control de la información sobre los conflictos laborales en el breve tiempo que va de la huelga de abril y mayo a la de agosto y septiembre. En el ínterin ha habido un relevo en el Ministerio de Propaganda del Régimen y es flamante titular de la cartera de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne, que sustituye a Gabriel Arias Salgado. Dado que Fraga siempre ha hecho alarde de la liberalización producida bajo su mandato e inspiración, no está de más constatar que aquella huelga de la primavera de 1962 había mostrado la ineficacia de los viejos procedimientos y cuando él llega al Gobierno existen ya informes que ponen de manifiesto la necesidad de variar los métodos para salvaguardar lo fundamental. Así sucederá de inmediato, cuando el conflicto rebrote en las cuencas mineras a mediados de agosto y los medios legales aborden el problema de forma más sofisticada.
No se trataba de propiciar una apertura con voluntad de informar verazmente pero los periódicos se mostrarán al menos más flexibles. En agosto habrá corresponsales desplazados a las cuencas, entrevistas realizadas sobre el terreno y los lectores podrán formarse alguna idea respecto a las causas de los paros. Aunque el control a que está sometida la prensa sigue siendo estricto y su contenido atiende fielmente a consignas, las formas cambian. De modo unánime, secundará instrucciones dirigidas a desacreditar a los huelguistas o negará la existencia de deportaciones cuando éstas superan el centenar. Pero lo hace ahora de forma menos encorsetada. Se dictan los mensajes pero no los textos, rompiendo la monótona uniformidad anterior y abriendo cierto margen para los matices.
De nuevo al servicio de la desactivación de la huelga, Voluntad afirma el 24 de agosto: "Nadie se explica el porqué de los actuales conflictos en las minas"; La Voz de Asturias al día siguiente: "El Partido Comunista Español incita una campaña de agitación por todos los medios" y titula su editorial: "Los propósitos turbios" y La Nueva España remacha el 26: "Hablar de reivindicaciones laborales por el procedimiento que siguen las explotaciones en paro, es algo que ni los propios afectados pueden creer". Región apela a la insidia y titula "Los pagados" y el madrileño Arriba se recrea en el absurdo: "No han pedido nada los huelguistas de Asturias". Pero, junto a esta faceta de mamporreros al servicio del poder, los medios ejercen otra menos alejada de su presunta razón de ser y en los periódicos de agosto y septiembre se pueden entresacar informaciones que dan cuenta de hechos y no se reducen a pura mentira. Más aún, a diferencia de lo sucedido unos meses antes, ahora hay periodistas –como el director de Región Ricardo Vázquez Prada- que se desplazan al lugar de la noticia y realizan incluso entrevistas. Implícitamente, el nuevo enfoque se trasluce en un editorial de La Nueva España (6 de septiembre) que reconoce "el silencio informativo", insinuando que ya resulta contraproducente.
MILITANTES E INFORMANTES
Por tanto, aquellas huelgas del 62, que en tantos aspectos marcaron un hito, también resultaron decisivas para abrir una brecha en el grueso muro de la censura y el control de la información. Una inmersión en la hemeroteca lo pone de manifiesto, al tiempo que revela la triste condición a que se veía reducido el oficio de periodista. Llamativamente, frente a la ausencia de compromiso con la tarea de informar que preside la labor de la prensa legal, emerge otra realidad soterrada pero vigorosa. Ciudadanos anónimos movidos por un propósito político actuaron como genuinos informadores al enviar sus crónicas o simples cartas de letra insegura en las que daban cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Las emisiones de la Pirenaica contenían noticias mucho más fiables que los periódicos asturianos. Las fuentes disponibles arrojan una evidencia incontestable: mientras los medios de comunicación legales falsean sistemáticamente la realidad, los clandestinos se aproximan a los hechos en mucha mayor medida. Es posible afirmar esto de forma rotunda porque las fuentes policiales dan cuenta minuciosa de lo que está sucediendo y contienen análisis acerca de sus causas. Y acreditan la fiabilidad de gran parte de lo reflejado en la prensa clandestina y las emisiones desde el extranjero. De un modo tan paradójico como revelador, ningún periodista español ejerce una tarea que pueda ser considerada informativa y, por el contrario, no pocos militantes clandestinos que ni son periodistas ni lo pretenden actúan de hecho como informadores fiables. La verdad no puede ser encontrada en las páginas de los periódicos y ha de ser buscada en los cauces prohibidos. Nadie lo sospecharía leyendo ahora a aquellos periodistas, tan dados a rememorar cómo burlaban hábilmente la censura y lograban informar u opinar sobre cuestiones sensibles y tan poco dispuestos a reconocer el indigno papel a que se reducía su trabajo, limitado por la censura, regido por las consignas, presidido por la manipulación y marcado por el servilismo. Aunque, bien pensado, quizá los tiempos no hayan cambiado en el fondo tanto como en la forma.